Las políticas
activas de empleo (PAE) se resquebrajan, son incapaces de responder a las
exigencias que desde las viejas guardias de la políticas activas de empleo de
la Comisión nos plantean: tener entrevistas de orientación periódicas, acceder
a una formación o a empleo al menos cada cuatro meses... nada de eso es posible
para la bolsa de parados de larga duración (cualificados o no) para los que
debemos intentar construir un sistema publico de garantías mínimas. Los
subsidios no contributivos (los 400 €) son insuficiente como renta para la
mayoría de las familias, e insuficiente para mantener activa psicolaboralmente
a esta ingente cantidad de personas en riesgo de exclusión social.
Porque el trabajo es
la base de una ciudadanía activa, los ciudadanos no podemos esperar a que el
mercado laboral demande nuestro trabajo, y no podemos esperar a que fluya
crédito para poder emprender. Tampoco es en este momento prudente arriesgar con
un proyecto de autoempleo que, seguramente, será inviable cuando nos apliquemos
los gastos e impuestos que exige una empresa formalizada.
Así la primera de
las conclusiones que asume este enfoque dinámico que proponemos es que un
margen de informalidad es imprescindible para que un importante porcentaje de
población se mantenga socioeconómicamente activa. No se trata de
justificar la economía sumergida o la informalidad, sino de entender que ésta,
adecuadamente tutelada desde los servicios de empleo, o desde la sociedad autorganizada
(si estos servicios, como parece, están desbordados) puede contribuir a paliar
necesidades y a generar una cultura de intercambios no dependiente ni de las
restricciones de un Estado que se muestra incapaz de dar respuesta a la
situación, ni de las de un Mercado Laboral ... que se puede calificar de
“servidumbre”.
Las
políticas activas de empleo se organizan como una batería de acciones
(orientación, ayudas varias, formación, etc.), frente a estas acciones
convencionales, las políticas dinámicas genera un sistema (en el que tienen
cabida las políticas activas) que explora sinergias sobre la base de una
avanzada cultura colaborativa, y abiertas a construir interacciones entre los
propios usuarios de los servicios convencionales. Las políticas activas son un
servicio publico a los desempleados, las políticas dinámicas un espacio para
generar colaboración y empoderamiento entre los propios desempleados. EL matiz asustara a muchos que pueden ver
tambalearse sus tradicionales formas de legitimación profesional: profesional
vs usuario.
La
clave de las dinámicas de autoempleo es 1) generar confianza y espacios de
colaborativos y comunitarios, que acaban desembocando 2) en comunidades de
intercambio de bienes.
1)
Los Pactos Locales por el Empleo y el enfoque EQUAL, fueron un primer intento,
impulsado desde la Comisión Europea, para generar comunidades colaborativas de
acompañamiento al empleo en que participan servicios públicos de empleo, Ayuntamientos,
organizaciones empresariales, sindicales, etc. Pero en la practica podríamos
decir que es un sistema fallido por que se fundamentaba en trabajar en redes
locales con las acciones propias de las políticas activas, insuficientes actualmente
para la mayoría de desempleados. En este momento de degradación del mercado
laboral y de grave situación social, el
núcleo de intervención de estas políticas dinámicas de autoempleo es generar,
sobre la base de esas redes colaborativas locales, mecanismos de intercambio de
productos y servicios.
2)
Estas políticas dinámicas avanzadas se basan sobre las mismas bases que lo hace
el mercado formal, pero sobre principios con mayor componente de igualdad,
transparencia y solidaridad (sodalidad cuando es comunitario). Estos sistemas
de intercambio actúan como una suerte de invernadero para iniciativas que no
podrían sobrevivir en la dureza de condiciones del “espacio exterior”. Los bajos costes y el autosostenimiento es su
fortaleza, el reto y la oportunidad para los servicios publico es que estos
mecanismos de intercambio tienen que ser impulsados, y que puede y deben ser
tutelados, bien sea por la propia comunidad, o por la administración. Mi esperanza es que sea este un campo para
que se produzca realmente un empoderamiento de la sociedad y una practica de
gobernanza por parte de unas administraciones cuando menos obsoletas.
La
principal fortaleza para alguien avezado en políticas activas, de estos mecanismos
de intercambios es que permiten un aprendizaje en practica para desempleados,
que bien pueden intentar mantenerse semiactivos en su profesión, o bien ensayar
un plan B profesional (una nueva profesión). La otra fortaleza es que estos
sistemas de intercambio son también refugio para autónomos y microempresas que
ven perder facturación.
A
diferencia de la economía sumergida, estos sistemas dinámicos de intercambio
dan pie a un sistema de intercambio públicamente tutelado. Las empresas en
activo que deben afrontar una aminoración en su facturación porque hay menos
dinero entre sus clientes, aceptan una parte del pago en un bono que les
permite demandar bienes dentro de la propia comunidad de intercambio.
Para
estas empresas y desde un punto de vista fiscal tenemos dos posibilidades: que
el IVA se aplique sobre el porcentaje cobrado en € (asumiendo que lo otro es
trueque), o que el IVA se aplique sobre el total del valor pagando en €, los
impuestos de las transacciones realizadas en ese bono o moneda social de
crédito mutuo.
Estos
sistemas, si se tutelas desde lo publico, pueden estar controlados dentro de
márgenes de facturación máximos. Si no
se implementan en la mayoría de zonas solo queda la inmersión … la economía
sumergida.
Si
se implementan, pueden permitir orientar hacia estos sistemas de intercambio a
la economía sumergida, permitiendo visibilizarla. Si se aplica con inteligencia
un mecanismo comunitario de control de intercambios. Su base es un sencillo
soporte informático, controlado desde una administración, que las
administraciones publican despierten de su largo letargo de ensoñaciones
burócratas y funcionariales es parte de las oportunidades de este enfoque de
políticas dinámicas de empleo. Políticas que la sociedad civil ha emprendido
con o sin las administraciones o los representantes electos. Sumarse o no es su
(in)decisión, pero este tren, no se
detiene.